El taller literario, una vía para crear
Ampliar TIEMPO DE LECTURA: 3' 27'' NO. DE PALABRAS: 582 Redacción Cultura 00:00 Miércoles 10/11/2010
En una de la mesas del Café Amazonas conversan los escritores Diego Velasco y Alfredo Pérez, ambos están al frente de la organización del I Encuentro de Talleres Literarios Gustavo Garzón Guzmán, que se inaugura esta noche, en la sala Jorge Icaza, de la Casa de la Cultura. En el país, los talleres literarios, donde el joven creador expone su trabajo a la crítica de sus compañeros, se deben a Miguel Donoso Pareja; el escritor guayaquileño inició esta metodología de creación en 1982, tras haber vivido una experiencia similar en México. Así, la generación de escritores talleristas empata con una época de convulsión social.Luego los talleres se extendieron a otras ciudades. En Quito, después de la coordinación de Donoso, ocuparon ese puesto Raúl Pérez Torres, Iván Eguez, Williams Castillo, Edwin Madrid y, actualmente, Diego Velasco, quien considera que la creación literaria de los últimos 30 años, exceptuando un lapso en los noventa, está marcada definitivamente por los talleres. Y que si bien existen figuras satélites, estas han estado, de alguna manera, relacionadas a la metodología participativa de grupos. “El taller es una sistematización del trabajo de colectivos que siempre han existido; en el caso nuestro la generación del 30, el grupo Umbral, Los Tzántzicos, La pedrada zurda; Elan, en Cuenca; y, El club de los Siete y Sicoseo, en Guayaquil”, señala. Asimismo, la participación en los talleres tiene cierto paralelismo con la proliferación de colectivos. Así, en los 80, surgieron, La mosca zumba, Matapiojo y La pequeña Lulupa y, más recientemente, Machete rabioso y Kbzhuela . Si bien el taller no condiciona la formación de un grupo, Velasco (quien perteneció a Matapiojo) sí la promueve: “es un mecanismo de lectura rápida que permite avanzar en el proceso de escritura”. De si esto deviene en una visión unívoca en la creación literaria, Alfredo Pérez, quien fue parte de la Pequeña Lulupa, recuerda que en los inicios se les reclamaba una supuesta uniformidad en al creación textual, pero no es así, “pues se relaciona con la experiencia individual y con la variedad de intereses”. En ese sistema grupal, el mayor brillo que pueda alcanzar uno de sus participantes se con-lleva procurando que aparezca no como el genio hecho a sí mismo sino dentro del marco de otros pensadores. “El valor de un escritor no se puede ver en un taller sino en la labor de toda una vida, más allá de cualquier ‘boom’ editorial”, dice Velasco. Si bien el fin del taller no es la publicación de un libro, la difusión de sus obras ha sido una traba para dar a conocer a autores que los han integrado. Entre los escritores que han pasado por los talleres literarios, Velasco y Pérez cuentan los nombres de Gustavo Garzón, quien da nombre al encuentro, Francisco Torres Dávila, Rubén Darío Buitrón, Byron Rodríguez, Fernando Balseca, Jorge Martillo, Huilo Ruales, Marco Núñez, entre otros. Libros de talleristas Título: ‘Luz lateral’ Autor: Varios Año: 2008 Esta publicación reúne las creaciones literarias en narrativa de los talleristas. Título: ‘Fractales’ Autor: Varios Año: 2008 La poesía creada por los participantes de los talleres se incluye en este libro.
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