jueves, 6 de febrero de 2014

Diario Hoy 01 de octubre de 1995

Las Flores De Yambo

Publicado el 01/Octubre/1995 | 00:00

Quito.10.01.95. Una barquita de madera bautizada como "Esperanza"
navegó con los retratos de los hermanos, mientras Pedro Restrepo
declaraba que Yambo no puede ser la tumba de sus hijos.

Era la mañana del domingo 8 de enero. Trescientas personas con
flores y mochilas se preparaban para ir a la laguna de Yambo,
junto a la familia Restrepo, en una caravana llamada "Siete Años
de Amor y de Lucha" que pretendía recordar un aniversario más de
la desaparición de los hermanos Santiago y Pedro Andrés en manos
de la Policía.

La idea de la familia y de varias Organizaciones de Derechos
Humanos era celebrar una misa en la laguna de Yambo luego de un
recorrido en conjunto con amigos, artistas y simpatizantes de su
causa. Para viajar, se contrataron algunos buses e incluso se
pidió ayuda a la Empresa Municipal de Transporte.

Muchas de las personas se hallaban esperando desde las ocho un
bus para irse a Yambo, demasiadas según los jóvenes
organizadores, que no esperaban que la caravana rebasara la
convocatoria. Así que los muchachos se pusieron a contratar buses
a última hora para trasladar a todos (además de que el bus
ofrecido por el Municipio de Quito nunca llegó porque, a última
hora, se dijo que los buses municipales no pueden salir de
Pichincha).

Así, con dos horas de atraso, entre prisas y nervios, la gente
solidaria se fue hasta la laguna, con flores y pétalos en las
manos y aguantando incomodidades.

La caravana se fue disolviendo en el camino. No importaba la
dispersión de las vehículos, pues cada vehículo llevaba una
bandera alusiva al acontecimiento, los conductores de otros autos
pitaban en solidaridad como si se tratase de un encuentro un
miércoles, frente al Palacio de Gobierno, cuando los Restrepo
pedían: "pite por los hermanos desaparecidos".

Los conductores de la carretera pitaban y los niños agitaban sus
manos o alzaban sus pulgares y sonreían a los viajeros.

Ya en el sitio de la carretera que conduce a la laguna, la gente
entonando alguna que otra consigna, descendieron por el polvo
bajo un sol intenso, hasta que llegaron a Yambo, supuesta tumba
de los hermanos desaparecidos.

Sin embargo, muchos de los viajeros dejaron de cantar y, por arte
de magia, asomaron las papas fritas, los chocolates, las cervezas
heladas, los helados de Salcedo, las habitas fritas y las
gorritas para el sol. Entre los gritos de los niños que
prefirieron ponerse a jugar, las vendedoras chillonas y las
banderas, el padre Fabián Vásquez, párroco de la Ferroviaria
Baja, celebraba la misa rodeado de los amigos que siempre han
apoyado a la familia Restrepo.

Las cámaras de la televisión se pusieron a competir y procuraban
poner la lente en la cara del sacerdote y de Pedro Restrepo, y el
micrófono en la garganta cuando cualquiera de los dos intentaba
decir algo, en especial si hacía referencia a "la lucha del
pueblo llano y simple contra el abuso del poder". Una
radiodifusora incluso transmitía en directo la liturgia, que
llegó a su punto más dramático cuando una de las madres de
ecuatorianos desaparecidos evocó el drama de perder a un familiar
y no saber si estará muerto, si estará preso, o quién sabe. 

Poemas y canciones. Banderas de Gustavo Garzón y Consuelo
Benavides. Y lágrimas de una decena de personas.

Al final, todos los presentes arrojaron las flores al agua, y una
barquita de madera bautizada como "Esperanza" navegó con los
retratos de los hermanos, mientras Pedro Restrepo declaraba que
Yambo no puede ser la tumba de sus hijos, sino que el Estado debe
devolver los cadáveres, para luego añadir que nunca más el pueblo
ecuatoriano debe permitir el atropello de sus derechos.

Ya de regreso, desaparecieron las papas fritas, las cervezas y un
bus que fugó con parte del dinero previamente cancelado por el
viaje. (6A)

http://www.explored.com.ec/noticias-ecuador/las-flores-de-yambo-85315.html

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