sábado, 5 de abril de 2014

Sobre las matanzas en Guayaquil

Los enemigos de Guayaquil

*Fernando Falconí Calles
Los piratas tenían la muy mala costumbre de saquearla. En 1684 la ciudad soportó los robos de William Dampierre, Swan y Davies. En tanto que Grogniet, Piccard y Hewitt la asaltaron en 1687.
Los enemigos de Guayaquil son aquellos que, el 15 de noviembre de 1922, masacraron a los artesanos, trabajadores, obreras, humildes cocineras, lavanderas, niños y ancianos.
El proletariado guayaquileño estaba formado por los trabajadores del alumbrado, de los talleres mecánicos, del agua potable, de las panaderías, de las piladoras, del Cuerpo de Bomberos, de los tranvías eléctricos, del cacao, de los carros urbanos. Por los estibadores, por los vaporinos.
Por aquellos años se produjo un grave proceso inflacionario y, consecuentemente, un enorme deterioro en el nivel de vida de los habitantes de la ciudad.
Se convocó a una huelga general y se realizaron -pacíficamente- marchas y protestas multitudinarias. José Luis Tamayo, mediante un telegrama dirigido al Jefe de Zona, le ordena: “Espero que mañana a las seis de la tarde me informará que la tranquilidad ha vuelto a Guayaquil, cueste lo que cueste, para lo cual queda usted autorizado”.
Varios historiadores sostienen que en la tragedia de 1922 fueron asesinadas alrededor de 2.000 personas. Por aquella época Guayaquil tenía aproximadamente 65.000 habitantes. Los fallecidos representaron el 3% de la población total de la ciudad.
Si consideramos el 3% de los 2’500.000 habitantes que hoy tiene Guayaquil, los muertos serían 75.000. ¡Setenta y cinco mil! Esto nos da una idea muy clara de la magnitud de la masacre de 1922.
Esta fue la primera -y no sería la última- represión sangrienta de las élites, como clase dominante. El 2 de junio de 1959, los estudiantes secundarios de Guayaquil expresaban su descontento con el gobierno del socialcristiano Camilo Ponce Enríquez. Se tomaron las calles y muchos puntos de la ciudad quedaron bajo su control.
En la intersección de 10 de Agosto y Boyacá, la Policía abrió fuego. Cinco estudiantes fueron asesinados.
El 3 de junio de 1959, desde las primeras horas de la mañana, se realizaron protestas. Concluido el sepelio, ya al caer la noche, el Ejército, utilizando ametralladoras y fusiles, disparó a los estudiantes y a las masas empobrecidas. Muchos muertos fueron colocados en fosas comunes.  
El monumento a los enemigos de Guayaquil, que propone el Cabildo, ¿será para los piratas Dampierre, Swan, Davies, Grogniet, Piccart, Hewitt?
¿Será, tal vez, para José Luis Tamayo y Camilo Ponce? 
Pronto lo sabremos.

FUENTE:
http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/los-enemigos-de-guayaquil.html

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