martes, 6 de mayo de 2025

Bienal de música por Rodrigo Santillán Peralbo

Nuestros pueblos están sometidos a rigurosos procesos de aculturación que acaban en el despojo despiadado de los valores nacionalde en la pérdida de identidad que conduce a estado alienantes que nos impide reconocernos y avanzar en la configuración vigorosa de nación Estado; pues sin cultura propia, los pueblos caminan sin brújula, sin norte definido y se convierten en fácil presa de culturas dominantes. 
Ante el desolador panorama de pérdida de valores vitales de nuestra cultura, con singular acierto, la fundación Guayasamín, apoyada por el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, la OSN y Gamavisión, ha convocado a la Primera Bienal de Música que tratará de rescatar al pasillo, albazo y yaraví; tres subgéneros fundamentales de la creación artística- musical que expresa los profundo de la ecuatorianidad, lo hondo y sublime del sentimiento popular y sus manifestaciones poéticas enlazadas al pentagrama, de donde saltan las notas a la guitarra, al violín, clarinete, saxo o cualquier instrumento de cuerda, viento o percusión. 
La música ecuatoriana es de extraordinaria y exquisita sensibilidad que proviene de ancestrales raíces que se incrustaron para siempre en el alma popular, en el inconciente, colectivo. Esas raíces quieren ser arrancadas por la intromisión poderosa de otras expresiones culturales que no son más fuertes que la ecuatoriana sino más publicitadas y propagandizadas, que están en el marketing pero que carence de espíritu, que son ruido comercial o letras y ritmos sin sentido, cuando no vulgares y groseros; ensordecedores sonidos incapaces de elevar un codo el hecho cultural. 
Pasillo, albazo, yaraví; tres pilares de nuestra música, tres realidades de la cultura nacional van a ser rescatados por la Fundación Guayasamín en la Primera Bienal de Música; es que la Fundación Guayasamín se identifica a plenitud con lo ecuatoriano auténtico, con las entrañas prodigiosas de este pueblo, con sus creaciones labran la historia y forjan el futuro, con las más altas realizaciones que legitiman el orgullo de sentirse ecuatoriano, de ser ecuatoriano. La música es cultura convertida en columna vertebral de las vivencias de los pueblos. 
La convocatoria está efectuada, la propuesta está lanzada. Toca a autores, compositores e intérpretes recoger el llamado que es el grito de esta patria, que se niega a morir bajo los ruidos de la aculturación y alienación, deshumnacización y desnacionalización. 
La Primera Bienal de Música ecuatoriana debe alcanzar la más grande realización cultural porque en pasillo, albazo y yaraví, la poesía y la música entran en perfecta simbiosis y porque es la hora de la ecuatorianidad.
La Hora, 1997, año 15, no.4573

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